
TechScope | Sofía Morales
La creación de IA presentada en el Zurich Film Festival provoca rechazo de sindicatos y divide a la industria entre innovación y riesgo para los actores humanos.
Articulo:
El estreno de Tilly Norwood en septiembre de 2025, durante el Zurich Film Festival, marcó un antes y un después en la industria del entretenimiento. No se trata de una actriz convencional, sino de una creación digital desarrollada por Xicoia, la división de inteligencia artificial de la productora Particle6, fundada por la comediante neerlandesa Eline Van der Velden.
Desde mayo de 2025, Norwood mantiene una presencia activa en Instagram, donde comparte imágenes estilo headshot, clips promocionales y escenas ficticias generadas íntegramente por IA. Este despliegue mediático convirtió a Tilly en un experimento artístico, pero también en el epicentro de un debate global sobre los límites de la inteligencia artificial en la cultura.
Primeros pasos: del sketch a la alfombra roja simulada
El debut oficial de Tilly fue en AI Commissioner, un sketch cómico escrito con apoyo de ChatGPT y producido completamente con herramientas digitales. El material recreaba la estética televisiva y ofrecía un vistazo al potencial de una actriz creada sin cámaras ni rodajes tradicionales.
La apuesta de sus creadores no se detuvo ahí. Norwood ha protagonizado trailers ficticios de acción y ciencia ficción, entrevistas simuladas en programas como The Graham Norton Show y apariciones digitales en alfombras rojas. Todo ello reforzó la percepción de que la frontera entre lo real y lo virtual se diluye cada vez más en la industria audiovisual.
El rechazo de los sindicatos de actores
La innovación tecnológica, sin embargo, ha venido acompañada de una fuerte reacción sindical. Organizaciones como SAG-AFTRA en Estados Unidos, Equity en Reino Unido y ACTRA en Canadá denunciaron la creación de Norwood, señalando que su desarrollo se habría entrenado con el trabajo de actores reales sin autorización ni compensación.
Para estos gremios, Tilly representa un riesgo directo para los derechos laborales y el futuro de la profesión actoral. La crítica no solo apunta a la falta de consentimiento, sino también a la posibilidad de que estudios reduzcan costos de forma drástica reemplazando intérpretes humanos por modelos digitales.
Celebridades en contra de la IA en la actuación
La polémica no quedó en los sindicatos. Figuras como Emily Blunt, Whoopi Goldberg, Melissa Barrera y Toni Collette expresaron su rechazo público a la idea de compartir espacio con personajes generados por algoritmos. Para ellas, la interpretación es inseparable de la experiencia humana y de la capacidad de transmitir emociones auténticas.
El eco mediático convirtió a Tilly en un símbolo de resistencia dentro de Hollywood. Lo que comenzó como un experimento artístico pasó a convertirse en una amenaza percibida para miles de actores que ven en la IA un competidor desleal.
La visión de la creadora: arte y reducción de costos
Eline Van der Velden, creadora de Tilly, sostiene una visión distinta. Según explicó, la actriz virtual es un proyecto creativo que busca expandir las posibilidades narrativas, no sustituir al talento humano. Afirma que este tipo de herramientas permitiría reducir hasta en un 90% los costos de producción, un dato que, aunque atractivo para estudios y plataformas de streaming, también alimenta la controversia.
Van der Velden defiende que la tecnología debe verse como una aliada para nuevas formas de contar historias. Sin embargo, sus declaraciones han sido interpretadas por críticos como una amenaza velada al futuro de la profesión actoral.
Un espejo del debate sobre IA y arte
Más allá de la polémica inmediata, el caso de Tilly Norwood refleja una discusión más amplia: ¿hasta qué punto la inteligencia artificial puede coexistir con la creatividad humana? Su existencia plantea dilemas sobre derechos de imagen, ética de la automatización y el valor del trabajo artístico frente a la eficiencia tecnológica.
El cine y la televisión enfrentan una encrucijada. Mientras algunos ven en Tilly una muestra de innovación y posibilidades ilimitadas, otros la consideran un ejemplo de los riesgos de un futuro donde las máquinas asuman tareas reservadas hasta ahora a las personas.
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