
Más de mil manifestaciones marcaron la jornada con reclamos contra despidos, recortes y deportaciones
Articulo:
El Día del Trabajo en Estados Unidos estuvo lejos de ser una celebración tranquila este año. Bajo el lema “Trabajadores por encima de los milmillonarios”, más de mil protestas se desplegaron en más de 900 ciudades del país, en respuesta a las medidas laborales impulsadas por la Administración de Donald Trump. Los sindicatos acusan al presidente de llevar adelante la agenda más hostil contra los trabajadores en la historia reciente, mientras la Casa Blanca defiende sus acciones como parte de un plan de eficiencia y crecimiento económico.
Un cambio de rumbo en solo siete meses
Hace apenas un año, Trump buscaba votos asegurando que defendería los intereses de la clase trabajadora. Sin embargo, en los siete meses desde su regreso a la Casa Blanca, sus órdenes ejecutivas y recortes han despertado un fuerte rechazo sindical. La eliminación de protecciones salariales, trabas a la sindicalización y despidos masivos de empleados federales son algunos de los puntos más señalados.
Liz Shuler, presidenta de la AFL-CIO, describió el momento como “un ataque frontal a los trabajadores estadounidenses”. En su discurso de este año aseguró que las comunidades sienten cómo sus derechos y beneficios se ven amenazados de forma inédita.
Los empleados federales, en la primera línea del impacto
Las últimas medidas del presidente han golpeado con especial fuerza a los trabajadores del sector público. Una orden ejecutiva reciente instruyó a varias agencias, entre ellas la NASA y el Servicio Meteorológico Nacional, a suspender convenios colectivos con sus sindicatos. Además, el Departamento de Asuntos de Veteranos ya había iniciado la eliminación de protecciones para más de 400.000 trabajadores.
El impacto de estas disposiciones se suma a los despidos realizados bajo el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), creado en el primer día de gestión de Trump y dirigido por Elon Musk. Aunque el objetivo declarado era reducir costos, los críticos señalan que los resultados han sido limitados y que las consecuencias negativas —pérdida de experiencia, caos operativo y aumento de la precariedad laboral— son palpables.
Sindicatos en alza pese al retroceso en derechos
Paradójicamente, las políticas restrictivas parecen haber impulsado la sindicalización en algunos sectores. En California, más del 97% de los empleados de los parques nacionales de Yosemite, Sequoia y Kings Canyon votaron a favor de afiliarse, después de años de resistencia. Guardabosques, biólogos y bomberos forman parte de una nueva ola sindical en respuesta a la incertidumbre generada por los recortes.
Los trabajadores de empresas contratistas del gobierno también sienten el retroceso. Trump eliminó el salario mínimo de 17,75 dólares por hora que Joe Biden había establecido para las compañías que prestan servicios a la Administración. Expertos calculan que esta medida puede suponer una pérdida de hasta 9.200 dólares anuales para cada trabajador.
Migración y mano de obra: una tensión creciente
Otro punto sensible es la política migratoria. Más de 1,2 millones de trabajadores han salido del mercado laboral como consecuencia de deportaciones y redadas, de acuerdo con estimaciones preliminares. Este dato contrasta con el mensaje recurrente de Trump, quien argumenta que los migrantes desplazan a los estadounidenses en los empleos.
En la práctica, sectores como la agricultura y la construcción atraviesan dificultades para cubrir vacantes. Según cifras de Pew, el 45% de los trabajadores agrícolas son migrantes, mientras que en la construcción la proporción alcanza al 30%. Empresarios advierten que el endurecimiento de las leyes migratorias ha ralentizado proyectos y generado pérdidas significativas.
Ken Simonson, economista de la Asociación de Contratistas Generales de América, describió la situación como “grave y en deterioro constante”, subrayando que las redadas incluso interrumpen obras en curso.
Discurso oficial y percepción pública
Pese a la magnitud de las protestas, la Casa Blanca mantiene un mensaje optimista. “Ninguna Administración ha luchado tanto por el trabajador americano”, afirmó Trump en un comunicado, felicitando a los ciudadanos en el Día del Trabajo. Sus asesores sostienen que las reformas buscan aumentar la competitividad y liberar recursos para sectores productivos, aunque los datos sobre despidos y pérdida de beneficios generan dudas sobre ese argumento.
Expectativas hacia adelante
El escenario plantea interrogantes sobre el rumbo del mercado laboral en Estados Unidos. Si bien la tasa de desempleo se mantiene por debajo del 4%, la calidad del empleo, los salarios y la protección social se encuentran en el centro del debate.
Los analistas coinciden en que las próximas semanas serán decisivas. Si el descontento social se traduce en mayor presión sindical y legislativa, la Casa Blanca podría verse obligada a moderar algunas de sus políticas. No obstante, la estrategia de Trump parece apuntar a consolidar su base electoral bajo el discurso de austeridad y control migratorio, incluso a costa del malestar laboral.
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