
Guyana reporta ataque desde la ribera venezolana mientras transportaba material electoral hacia comunidades remotas de la disputada región petrolera.
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La disputa territorial entre Venezuela y Guyana volvió a encenderse este domingo con un nuevo incidente en el río Cuyuní, en plena zona del Esequibo, un territorio rico en petróleo cuya soberanía ha sido objeto de controversias durante más de un siglo.
De acuerdo con un comunicado oficial, una embarcación guyanesa que trasladaba personal militar, policial y funcionarios electorales fue blanco de disparos provenientes de la ribera venezolana. El hecho ocurrió alrededor de las 14:30 hora local, cuando la patrulla se dirigía a entregar urnas y material electoral a comunidades aisladas de la región fronteriza.
Las autoridades de Guyana informaron que los ocupantes respondieron al ataque y lograron poner a salvo tanto a los funcionarios como al cargamento de documentos, sin que se registraran heridos ni daños al material electoral. Tras el intercambio de disparos, la misión continuó su recorrido y completó la entrega de las urnas en los colegios asignados.
Contexto electoral en Guyana
El incidente ocurre en vísperas de unas elecciones generales que han captado la atención internacional. Guyana, un país con apenas 850.000 habitantes, se prepara para elegir nuevo presidente y parlamento en medio de un auge petrolero sin precedentes.
El actual mandatario, Irfaan Ali, ha adoptado una línea firme frente a las reclamaciones de Caracas sobre el Esequibo, contando además con el respaldo de Estados Unidos. Este contexto convierte cualquier incidente fronterizo en un tema de seguridad nacional y, al mismo tiempo, en un factor de tensión diplomática.
La mayoría de las reservas de crudo descubiertas en la última década por consorcios internacionales se concentran precisamente en el área en disputa, lo que ha elevado la relevancia geopolítica del conflicto.
La posición de Venezuela
Caracas, por su parte, ha reforzado su narrativa sobre el Esequibo en los últimos años. El gobierno de Nicolás Maduro incluso organizó un referendo simbólico en 2023 y, en 2025, nombró a un gobernador para la zona, a pesar de no ejercer control efectivo sobre el territorio.
Aunque Venezuela no se ha pronunciado oficialmente sobre el último incidente reportado por Guyana, la estrategia comunicacional del gobierno de Maduro ha sido insistir en que sus acciones en la frontera responden a la “defensa de la soberanía nacional”.
La tensión se produce, además, en un momento en que figuras de la política estadounidense, como el senador Marco Rubio, han vuelto a poner el foco en la figura de Maduro, recordando incluso la recompensa de 50 millones de dólares ofrecida por su captura bajo cargos de narcotráfico y conspiración.
Una disputa histórica
El diferendo sobre el Esequibo se remonta a finales del siglo XIX, cuando un laudo arbitral de 1899 otorgó a Guyana Británica —entonces colonia británica— la soberanía sobre la región. Venezuela nunca aceptó plenamente esa decisión y, desde entonces, el reclamo ha sido una constante en su política exterior.
En 1966, el Acuerdo de Ginebra abrió la puerta a negociaciones bilaterales y, en años recientes, el caso fue elevado a la Corte Internacional de Justicia (CIJ), que debe decidir en última instancia sobre la validez del laudo arbitral y los derechos de cada país.
Mientras tanto, los roces en la frontera siguen siendo frecuentes. Patrullas de ambos países han denunciado en el pasado episodios similares de disparos, aunque generalmente sin acusaciones directas a las fuerzas armadas contrarias.
Expectativa internacional
El incidente ocurre en un momento sensible para la región, donde la explotación petrolera en aguas guyanesas atrae la atención de potencias energéticas y empresas multinacionales. La estabilidad política y de seguridad en Guyana resulta esencial para mantener la confianza de los inversores y el flujo de capital extranjero.
Washington ha reiterado en varias ocasiones su apoyo a Georgetown, al tiempo que insta a resolver el conflicto por la vía diplomática. Por su parte, organismos multilaterales como la Organización de Estados Americanos (OEA) y las Naciones Unidas han expresado preocupación por la escalada verbal entre ambos países y la posibilidad de incidentes militares en una frontera históricamente frágil.
¿Qué sigue?
De momento, Guyana ha asegurado que sus operaciones electorales no se verán afectadas por lo ocurrido en el Cuyuní y que la seguridad de las urnas está garantizada. El gobierno de Irfaan Ali también evalúa elevar una protesta formal ante la comunidad internacional para reforzar su posición en la disputa.
Para Venezuela, el episodio puede convertirse en un nuevo frente de tensión, especialmente si se percibe como una acción militar directa contra funcionarios de otro Estado en pleno proceso electoral. La falta de una versión oficial desde Caracas mantiene el escenario en suspenso y alimenta la expectativa sobre los próximos movimientos diplomáticos.
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