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Trump advierte posible envío de la Guardia Nacional a Baltimore en medio de disputa

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Este de Usa | Elena Hartley


El presidente respondió al gobernador de Maryland, Wes Moore, diciendo que la ciudad está “fuera de control” y advirtió que reconsiderará fondos federales si no se enfrenta el crimen.

Articulo:

El debate sobre la seguridad pública en Estados Unidos volvió a intensificarse este fin de semana luego de que el presidente Donald Trump advirtiera que podría enviar tropas de la Guardia Nacional a la ciudad de Baltimore. La declaración, realizada a través de la red Truth Social, generó una inmediata reacción del gobernador de Maryland, Wes Moore, y reavivó la confrontación política sobre la gestión del crimen urbano.

Trump calificó a Baltimore como una ciudad “fuera de control” y “plagada de crímenes”. En su mensaje, cuestionó que Moore lo hubiera invitado a recorrer las calles en septiembre junto a funcionarios locales para dialogar sobre seguridad. Según el mandatario, antes de cualquier recorrido el gobernador debía “limpiar este desastre de crimen”.

El origen de la confrontación

El cruce comenzó el jueves, cuando Moore extendió una invitación pública a Trump para que visitara la ciudad. “Si no está dispuesto a caminar por nuestras comunidades, mantenga nuestro nombre fuera de su boca”, dijo el gobernador demócrata en una conferencia de prensa, al tiempo que destacó los avances en la reducción de homicidios y tiroteos en Baltimore.

El mandatario, sin embargo, rechazó el gesto y lo convirtió en una advertencia. Trump recordó su decisión de desplegar soldados de la Guardia Nacional en Los Ángeles meses atrás y afirmó que, si fuese necesario, haría lo mismo en Baltimore “para limpiar rápidamente el crimen”.

En su publicación, Trump también sugirió que podría reconsiderar los fondos federales destinados a reparar el puente Francis Scott Key, colapsado en 2024, lo que añadió tensión a un debate ya cargado de acusaciones.

Las posiciones de cada lado

Funcionarios de Baltimore y del propio estado de Maryland cuestionaron las afirmaciones del presidente. El alcalde Brandon Scott señaló que, hasta mediados de este año, la ciudad ha registrado una reducción de más del 20 % tanto en homicidios como en tiroteos no mortales, lo que contradice el diagnóstico presidencial.

Moore, por su parte, aseguró en una entrevista en el programa Face the Nation de CBS que no autorizaría un despliegue de la Guardia Nacional como el que se implementó en Washington, D.C., al cual calificó de “inconstitucional” y de “violación directa” de la Décima Enmienda. Según la Constitución, las tropas de la Guardia Nacional responden a los gobernadores, pero en el caso de D.C. se encuentran bajo control presidencial, lo que ha abierto un debate sobre los límites de la autoridad federal.

El gobernador también respondió en X, la red social antes conocida como Twitter, refiriéndose a Trump como “presidente Espolones Óseos”, en alusión al diagnóstico médico que le permitió evitar el servicio militar durante la guerra de Vietnam. Moore acusó al mandatario de “difundir mentiras sobre el progreso” en materia de seguridad pública en Maryland.

Un debate con ecos nacionales

El conflicto entre Trump y Moore ocurre en un contexto más amplio: el despliegue de fuerzas federales en distintas ciudades del país. El Pentágono ya estaría planificando, según reportes de prensa, un posible envío de tropas a Chicago en septiembre, luego de críticas del presidente hacia los funcionarios locales por los índices de criminalidad.

La política de seguridad urbana ha sido un eje recurrente de la administración actual. Trump ha defendido la presencia de la Guardia Nacional en urbes con altos niveles de violencia, mientras gobernadores demócratas han advertido sobre los riesgos de militarizar la seguridad pública.

Este contraste se refleja en las encuestas y en el debate público. Para algunos sectores, la presencia militar ofrece una respuesta inmediata a problemas urgentes; para otros, constituye un exceso que erosiona la autonomía de los estados y no aborda las raíces sociales y económicas del crimen.

La perspectiva hacia Baltimore

Baltimore, con una población de casi 600.000 habitantes, ha lidiado durante décadas con desafíos relacionados con la violencia armada, el tráfico de drogas y la desigualdad social. Sin embargo, las estadísticas más recientes muestran un retroceso en los delitos más graves, lo que ha sido subrayado por las autoridades locales como un signo de avance.

Los analistas señalan que la amenaza de un despliegue militar federal puede tener efectos contrapuestos: por un lado, generar presión política sobre la administración estatal; por otro, aumentar la percepción de estigmatización hacia la ciudad y sus comunidades.

Más allá de la disputa entre el presidente y el gobernador, los residentes de Baltimore siguen demandando soluciones sostenibles: mejor educación, oportunidades laborales y programas de intervención comunitaria. Estas son las estrategias que, según expertos en criminología, han mostrado mayores resultados a largo plazo en comparación con medidas de choque como el envío de tropas.

Expectativas y próximos pasos

De momento, el intercambio entre Trump y Moore mantiene en vilo tanto a la opinión pública como a las autoridades locales. El presidente no ha confirmado un calendario concreto para un eventual despliegue, aunque la referencia al caso de Los Ángeles y las menciones a Washington y Chicago dejan abierta la posibilidad de que Baltimore se convierta en el siguiente escenario de tensión entre la Casa Blanca y un gobierno estatal.

La respuesta institucional de Maryland será determinante. Si Moore logra demostrar que los índices de criminalidad continúan descendiendo, podría debilitar el argumento del presidente. En cambio, cualquier repunte de violencia en la ciudad reforzaría la narrativa de la administración federal sobre la necesidad de intervención militar.

Por ahora, lo que está en juego no es solo el futuro de Baltimore, sino también la manera en que Estados Unidos definirá los límites entre la seguridad local y la autoridad del gobierno federal. La confrontación entre Trump y Moore promete prolongarse, con la seguridad pública convertida en un campo de batalla político que trasciende las fronteras de Maryland.

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