
Desde el pasado 24 de enero, un fenómeno sísmico inusual ha mantenido en vilo a las islas griegas del archipiélago de las Cícladas, especialmente a Santorini, uno de los destinos turísticos más visitados de Grecia. En tan solo 48 horas, más de 200 terremotos han sacudido la región, con magnitudes que han alcanzado hasta 4,8 grados en la escala de Richter. Este enjambre sísmico ha generado una creciente preocupación entre residentes, turistas y autoridades, ya que se teme que estos movimientos puedan presagiar un evento sísmico de mayor magnitud.
La evacuación de miles de personas comenzó de inmediato, con aproximadamente 9.000 evacuados de Santorini y otras islas cercanas, como Amorgos, Ios y Ánafes, donde también se sienten los temblores. Muchos turistas, residentes y trabajadores temporales han abandonado la zona, debido a la incesante actividad sísmica, que ha provocado un éxodo masivo hacia tierra firme. Los operadores de ferris y vuelos comerciales han añadido servicios especiales para facilitar las salidas, ante el caos vivido en las calles cercanas al puerto y aeropuerto de Santorini, donde se registraron grandes atascos de tráfico.
Este fenómeno comenzó a intensificarse la madrugada del 4 de febrero de 2025, cuando se registraron más de 50 terremotos en la zona marítima entre las islas de Santorini y Amorgos. La mayor magnitud registrada hasta el momento fue de 4,8 grados a las 06:09 GMT, 18 kilómetros al suroeste de Amorgos, seguida de otro temblor de 4,7 grados menos de una hora después. Según el Instituto Geodinámico de Atenas, estos temblores afectaron no solo a Santorini, sino también a otras islas cercanas como Ios y Ánafes.
Ante el creciente riesgo, el Gobierno griego ha tomado medidas drásticas. Se ha decidido cerrar las escuelas en las islas afectadas hasta el próximo viernes, mientras que en otras nueve islas cercanas también se suspendieron las clases. Además, Santorini canceló los eventos públicos y restringió los viajes hacia la isla, mientras que las autoridades prohibieron los trabajos de construcción en algunas áreas por el temor a posibles daños estructurales. A pesar de los temblores constantes, hasta el momento no se han reportado víctimas fatales ni heridos, aunque se han registrado algunos deslizamientos de tierra en la caldera de la isla y grietas en algunos edificios antiguos.
La actividad sísmica, sin embargo, ha llamado la atención de los expertos, quienes aseguran que este fenómeno no está relacionado con el volcán de Santorini, sino con las fallas submarinas en la zona. Estas fallas, de más de 20 kilómetros cada una, tienen el potencial de producir terremotos de hasta 7,3 de magnitud, como el que ocurrió cerca de Amorgos en 1956, un sismo que generó un tsunami de 30 metros y cobró la vida de 53 personas. Si bien los expertos aún no pueden predecir la evolución de los temblores, la frecuencia creciente de los sismos en los últimos días ha hecho que las autoridades mantengan la alerta, ya que este fenómeno podría continuar durante varios días o incluso semanas.
Lo que ha hecho aún más complejo este escenario es el fenómeno conocido como enjambre sísmico, que se caracteriza por la ocurrencia de múltiples sismos en un corto período de tiempo, pero sin un terremoto principal que marque el evento. En este tipo de fenómenos, no se observa una réplica significativa, lo que hace difícil predecir la magnitud de futuros temblores. En este caso, los epicentros de los sismos se han desplazado hacia el este, hacia la isla de Amorgos, de unos 2.000 habitantes, que aunque presenta un suelo rocoso que disminuye el riesgo, no está exenta de los efectos del fenómeno.
En Santorini, la capital Fira, que suele estar abarrotada de turistas, muestra un panorama desolado. Las calles encaladas que bordean los acantilados de la isla están vacías, salvo por algunos grupos pequeños de turistas, principalmente de países asiáticos. Joseph Liu, un turista de Guangzhou, en el sur de China, expresó que llevaba años deseando visitar Santorini tras ver un documental sobre la isla. “Este lugar es asombroso, realmente hermoso. Tal como lo vi en el programa”, comentó, añadiendo que su grupo ya había sido informado sobre los terremotos antes de viajar, por lo que la situación no los sorprendió tanto.
Por otro lado, los residentes locales, especialmente los más mayores, aseguran que ya están acostumbrados a los sismos, aunque reconocen que la frecuencia y la intensidad de los temblores en los últimos días es alarmante. Panagiotis Hatzigeorgiou, un trabajador retirado que ha vivido en Santorini por más de 30 años, mencionó a la agencia AP que “no es lo mismo tener terremotos cada 2 o 3 minutos, esta vez es diferente”. Con una sonrisa, recomendó mantener la calma: “Lo importante es no preocuparse. Ahora podemos escuchar música solos y tomar café solos”.
Mientras tanto, las autoridades en Atenas siguen monitoreando la situación de cerca y han mantenido reuniones diarias de planificación y evaluación para gestionar la crisis y coordinar la respuesta. El primer ministro Kyriakos Mitsotakis también ha instado a la población a mantener la calma, asegurando que las autoridades están trabajando para gestionar este fenómeno geológico tan intenso. Sin embargo, el futuro sigue siendo incierto y la comunidad científica seguirá vigilando de cerca la evolución de los temblores, conscientes de que la actividad sísmica podría prolongarse más de lo esperado.
Este fenómeno sísmico no solo ha alterado la vida cotidiana de los residentes y turistas, sino que también pone de relieve la vulnerabilidad de las islas griegas ante los movimientos telúricos, un recordatorio de que, a pesar de la belleza de sus paisajes, estas regiones son geológicamente activas y pueden enfrentarse a eventos naturales impredecibles en cualquier momento.
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